Saltando de nuevo y campeona de Europa en longitud
Hora de hacer balance y de analizar mi actuación en el Campeonato de Europa de veteranos de pista cubierta, disputado en Torun (Polonia) a finales de marzo.
Regresé con un botín mejor de lo previsto.
En longitud (W55) me proclamé campeona de forma inesperada y en los 60 metros (W55) me hice con la medalla de plata, en este caso tal como marcaban los pronósticos.
En la longitud me faltó la guinda -como ya os explicaré- y en los 60 metros, una lesión me imposibilitó correr al cien por cien y eso me impide hacer una valoración totalmente satisfactoria del campeonato.
Longitud
Conquisté el título de campeona de Europa (W55) con un salto de 4.74 metros. Muy buena marca si tenemos en cuenta que llevaba tres años sin saltar y sin entrenar esta disciplina. Hice un único entreno diez días antes del campeonato. Nada más.
No la entrenaba por temor a que mi columna se resintiera. Temor inculcado por algunos médicos y fisioterapeutas que dado el avanzado estado de mi anterolistesis me advirtieron que era (es) un atentado saltar.
Ante esta tesitura, tanto mi entrenador Alexis Sanchez, como mi marido y mis hijos -que velan por mi integridad- me disuadían a intentarlo. Por eso, lo fui dejando hasta que me planté. Me sentía capaz de saltar. Tenía miedo, sí, pero necesitaba superarlo y abandonar mi zona de confort. Quizás entrañaba riesgos, pero también me dijeron que jamás podría volver a correr velocidad y aquí estoy.
Así que competí y mi espalda -contradiciendo la opinión de algunos facultativos- se mantuvo firme durante todo el concurso. Sin embargo, mi aductor sí acusó la falta de rodaje. Empezó a quejarse ya en el primer intento y las molestias fueron ‘in crescendo’ tras cada salto.
Pese a todo, el concurso salió mucho mejor de lo esperado.
En el tercer intento, la medición de 4.74 metros -que me colocó líder de la clasificación- supuso un nuevo récord de España (W55) y también de los Campeonatos, quedándose a un solo centímetro del récord de Europa (4.75 m) y a cinco de la plusmarca mundial (4.79 m). Una distancia ínfima me dejó sin un gran récord y lo peor es que lo logré sin apenas pisar la tabla de batida. ¡Scheisse!, en palabras de mi simpática rival, la alemana Anne Nanz, que se hizo con el bronce (4.40 m.).

Tercer intento en el que salté 4.74m. En la imagen, aunque borrosa, se puede apreciar que apenas piso la tabla. Foto: Teresa Liras
Tras otros dos saltos quedándome lejos de la tabla, en el sexto y último intento -ya con el concurso ganado (Carol Filer, que ganó la plata con 4.61 m. saltaba antes que yo)- dada la situación de mi aductor llegó el gran dilema: ¿Saltar o no saltar?
Por la tarde tenía las semifinales de los 60 metros y al día siguiente, la final. Para no empeorar la lesión era mejor renunciar al sexto intento. Sin embargo, sabía que podría bastarme con pisar bien la tabla para batir uno de los dos récords o ambos.
¡Me la juego!, le dije a Martí, mi marido, que controlaba mis saltos desde la grada. Puso cara de póker, pero yo lo tenía claro. No podía dejar pasar esa oportunidad. Adelanté un pie la carrera de talonamiento y me lancé.
Pese al dolor que noté al cerrar las piernas en el aire, hice un gran salto, pero en la plastilina -maldita sea- quedó una pequeñísima huella de mi zapatilla y por tanto NULO. ¡Scheisse!
Al salir del foso enseguida me percaté que ese último salto me hipotecaría correr los 60 metros en condiciones.
¿Hice mal en saltar?
Es posible que pecara de ambiciosa, pero si no hubiera saltado creo que siempre me habría quedado la duda de que quizás lo habría conseguido.
60 metros
Tuve que correr la semifinal ‘andando’ (8.82) si quería que el aductor aguantase para la final. Lo importante era clasificarme.
A la mañana siguiente, al levantarme apenas podía andar y estaba convencida que no podría correr por la tarde. Sin embargo, tras una buena siesta y gracias a la adrenalina propia de una gran final las molestias menguaron.
Tenía muy claro que que mi objetivo solo podía consistir en intentar ganar la medalla de plata. Debía olvidarme de querer conseguir una gran marca. El oro -como ya os dije- estaba adjudicado de antemano a la gala Nicole Alexis que en Torun volvió a rebajar el récord del mundo de la distancia (8.01). Intratable.
Cumplí el objetivo con una marca de 8.47, muy lejos de lo que pronosticaba ‘el cubano’ tras los últimos entrenamientos realizados.
El objetivo de Alexis y también mío era batir de nuevo el récord de España que hice en Valencia (8.38). Habíamos entrenado con este fin. No pudo ser. El horario de la longitud y la falta de rodaje me supusieron un duro hándicap.
No obstante, he vuelto a saltar y no cabe duda que el buen resultado es fruto también de los entrenamientos planificados por mi entrenador para correr velocidad, ya que me han permitido estar de nuevo fuerte y veloz, cualidades imprescindibles también para la prueba de longitud.
Gracias ‘negro’ por estar a mi lado y ayudarme a lograr mis retos.
¡Nos fuimos!

Durante los primeros apoyos de la final. Nicole Alexis, la ganadora, por la calle 4. Carol Filer, tercera clasificada. por la calle 3. Foto: Raulet Gracia