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ene 2015

Las lesiones y sus consecuencias psicológicas

Rosa Coba: “Después de una lesión no se vuelve a ser quien eras, pero puedes llegar a ser mejor”

Cuando un deportista se lesiona sufre un daño físico, pero paralelamente su estado emocional también queda conmocionado.

Los conflictos psicológicos que sufre el deportista cuando pasa por el trance de una lesión en ocasiones pueden ser incluso más importantes que las propias consecuencias físicas.

La psicóloga Rosa Coba, que trabaja en el ámbito de la clínica y neuropsicología deportiva,  nos dice en esta entrevista  -emitida en La Xarxa Radio en catalán- que un deportista tiene que recurrir a un profesional en psicología cuando la preocupación a causa de una lesión evoluciona hacia problemas de insomnio, depresión, ansiedad o pensamientos obsesivos y negativos.

Coba también cuenta que la afectación psicológica de una lesión depende en gran medida de la personalidad del deportista.

Además, explica que un buen proceso psicológico puede favorecer o, incluso, acortar el tiempo de recuperación de una lesión y asegura que hay deportistas con más predisposición que otros a lesionarse.

“Insomnio, depresión, ansiedad, miedo, pensamientos obsesivos…son indicadores de un proceso patológico”

 

Pregunta.- Cuando un deportista se lesiona se actúa de inmediato para conseguir curar  los daños físicos, pero rara vez se presta atención al aspecto psicológico ¿En qué casos es necesario recurrir a la ayuda psicológica y de qué depende?

Rosa Coba.- La intervención psicológica ‘clásica’, entre comillas, es necesaria cuando el deportista presenta síntomas de bloqueo psicológico. Se puede considerar normal que exista preocupación, inseguridad y miedo. El sufrimiento físico y la preocupación por las consecuencias que puede acarrear la lesión son hasta cierto punto normales, pero si vemos que se superan los mecanismos de defensa naturales del deportista entonces se debe intervenir a nivel psicológico.

Para detectar un proceso patológico tenemos indicadores como el insomnio, la depresión o la ansiedad, miedo anticipatorio, pensamientos negativos y obsesivos. La intervención del profesional dependerá siempre de la combinación de varios factores: de la personalidad del propio deportista, gravedad de la lesión, momento puntual en que se ha producido, consecuencias en cuanto a calendario… Incluso se puede valorar si se trata de una recaída, una cronicidad y cómo evoluciona la recuperación. 

“Si hay una pierna lesionada, fortalecer la contraria da seguridad al deportista y favorece el proceso de recuperación”

P.- Durante el proceso de recuperación, ¿se puede realizar algún tipo de trabajo que permita prevenir consecuencias psicológicas negativas?

R.C. – Por descontado. Es muy importante considerar el trabajo psicológico preventivo ante una lesión aunque el deportista no presente sintomatología patológica. Por ejemplo: tenemos a un deportista zurdo que sufre una pubalgia con afectación en la pierna izquierda (dominante). Ante esto, se pueden poner en marcha herramientas de trabajo, basándonos en la estimulación de la lateralidad. En este caso, se trabajaría la pierna no dominante, que sería la derecha, con el fin de evitar sobrecargas a causa de la compensación que suele conllevar la ‘protección’ de la pierna lesionada. Los resultados que tenemos hoy en día en la clínica, trabajando en esta línea, son muy buenos y nos permiten prevenir a nivel psicológico un proceso patológico y, a la vez, ayudar a la recuperación de una forma directa. En el caso que nos ocupa, si fortaleces la pierna no dominante (la no lesionada) correctamente, evitas sobrecargas y molestias en la misma y eso permite dar seguridad al deportista, lo cual supone una gran ayuda. Se pueden hacer muchas cosas ante una lesión.

Rosa Coba, pasando consulta

Rosa Coba, en su consulta

P.- ¿Según como se afronte psicológicamente este proceso puede favorecer  o acortar el proceso de recuperación?

R.C.- Totalmente. Una correcta intervención puede ayudar, sin duda, a que el proceso psicológico sea normal y paralelo, pero no un problema añadido. No podemos olvidar -como siempre explico- que los deportistas ante todo son personas y reaccionan como tal. En base al momento temporal de la competición, evidentemente, podemos intervenir y que el tiempo de recuperación sea más corto y más rentable psicológica y físicamente. Esta intervención dará seguridad al deportista, que es fundamental, porque la seguridad es lo que se pierde cuando se sufre una lesión y es necesario que se vuelva a recuperar y a sentirse.

“Antes de una lesión, el cuerpo llama al cerebro en muchas ocasiones y hay que saber escuchar esta llamada”

P.- Conocemos a deportistas que encadenan lesiones una detrás de otra y a veces se atribuye a causas emocionales. ¿Realmente, existe una mayor predisposición a lesionarse debido a factores psicológicos, como puede ser el carácter o la personalidad?

R.C. – Sin duda. El cuerpo llama al cerebro en muchas ocasiones. Es algo que siempre dice mi amigo Antonio Ríos, que es traumatólogo y también deportista: «Hay que escuchar esta llamada y hacerle caso». Por ejemplo, un deportista con un carácter extremadamente competitivo o poco reflexivo, tiende a no escucharse y por tanto la probabilidad que tiene de lesionarse es más elevada. También es muy importante cómo el deportista afronta la presión. Y eso está muy relacionado con la personalidad.

“La ansiedad y la angustia, en un momento dado a causa del estrés, aumenta directamente la probabilidad de lesionarse”

P.- ¿Ante una situación de estrés aumenta el riesgo de lesionarse? Por ejemplo, ante un problema familiar, de pareja o laboral.

R.C.- Claramente, sí. El estrés tiene un origen psicológico, pero sabemos que  la repercusión es psicofísica. No se puede separar lo físico de lo psicológico. Es un compendio irreductible como decimos los psicólogos. Una de las primeras consecuencias de la persona estresada  -sea cual sea el motivo de su estrés- es la presencia de una excesiva tensión a nivel muscular y eso, evidentemente, lo hace más proclive a sufrir un desgarro o una contractura. La ansiedad y la angustia, en un momento dado a causa del estrés, también producen cosas tan elementales como que el oxigeno no llegue con tanta facilidad a los músculos y eso aumenta directamente la probabilidad de lesionarse. El estrés también provoca que disminuya la atención, la concentración y eso se traduce directamente en descoordinación, caídas, posiciones incorrectas, etcétera.

David Villa lesión

David Villa sufrió una fractura de tibia que le supuso un largo periodo de recuperación

P.- ¿Cuál es el rol de los entrenadores, médicos y fisioterapeutas con un deportista lesionado?

R.C.– El papel de los entrenadores es esencial. Siempre digo que el entrenador es sobre todo un facilitador, un optimizador de las capacidades del deportista. Es básico que se trabaje desde la concepción de que el rendimiento es el resultado de muchos factores. Evidentemente, no hay una fórmula perfecta, o por lo menos yo no la conozco, pero no se puede obviar que tiene que haber un equilibrio entre, por ejemplo, lo que nos dice una prueba diagnóstica de una lesión y las sensaciones que tiene el propio deportista. No considerar el trabajo psicológico en este sentido es hacer el trabajo a medias. Cada vez se trabaja más en equipo: fisioterapeutas, readaptadores, traumatólogos, psicólogos…  Todos juntos podemos hacer un gran trabajo y ofrecer herramientas muy productivas y necesarias para que el deportista vuelva.

“Hay que ser consciente de que hacer deporte no es matarse por el camino”

P.- Y superada la lesión, ¿podrá volver a ser quien era?

R.C.– Podrá ser mejor incluso. No se vuelve a ser quien eras y eso, aunque pueda parecer un poco extraño, no es necesariamente negativo. Siempre hemos de estar dispuestos a aprender, y afrontar una lesión siempre es un aprendizaje y una posibilidad para crecer. Hemos de aceptar y vivir con cierta naturalidad que las lesiones son una consecuencia probable cuando te dedicas al deporte profesional e incluso también cuando lo haces como aficionado ya que en estos casos muchas veces las lesiones son por desinformación. Como por ejemplo, no descansar lo suficiente, no llevar las zapatillas adecuadas o no nutrirse correctamente… O también a causa de comportamientos incorrectos en cuanto a la competitividad natural del deporte. A menudo observamos egos excesivamente ‘atropellados’ y hay que ser consciente de que hacer deporte no es matarse por el camino. Es muy importante insistir en el trabajo preventivo y en ofrecer una correcta información y formación. Siempre se debe intentar evitar la lesión, lógicamente, pero si se presenta hay que aprender no solo como evitarla de cara al futuro sino también ponerla en el contexto de vida correcto.

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  • Nutrición sana, ejercicio y dieta equilibrada. No hay más secreto que acompañarlo con la constancia y disciplina en el entrenamiento. Somos aquello que hacemos. Por eso, nuestro cuerpo responde a los estímulos que recibe. No concibo una vida plena sin el deporte, mi compañero de viaje vital que corre conmigo desde 1969. Disfruto explicando y divulgando aquello que aprendo cada día y me ayuda a ser mejor. ¿Te vienes?